Mi nombre es Alicia Merodo, yo soy profesora e investigadora en la Universidad Nacional de General Sarmiento, provincia de Buenos Aires, Argentina. En esta universidad formo profesores para la educación secundaria y gracias a esta formación que realizo de futuros profesores, vengo recorriendo muchas escuelas de la zona de la universidad durante un periodo histórico importante, por lo menos desde el año 2005 hasta la actualidad. Esa inmersión en las escuelas, tanto con propósitos de formar profesores como con propósitos de investigación, me ha permitido tener un acercamiento a la figura de los equipos directivos. Conocer desde adentro los desafíos que las escuelas transitan en contextos complejos, como son los contextos en donde estas escuelas están ubicadas.
En principio en la escuela secundaria, en nuestros países, en contextos de universalización y de restricciones presupuestarias como las que vivimos, y además en contextos donde las escuelas secundarias atienden a población estudiantil que son primera generación en sus familias que acceden al nivel secundario, supone transitar un conjunto de desafíos complejos.
Por otro lado, el nivel secundario particularmente es sensible a los cambios culturales, políticos y económicos de las distintas épocas. En la etapa actual de expansión de la escuela Secundaria Obligatoria en nuestro país, el desafío principal está asociado al sentido de la propuesta formativa, o sea, a esa experiencia de formación que los jóvenes transitan en las escuelas.
Y, por otro lado, también un desafío muy importante que atravesamos en la Argentina tiene que ver con la generación de las posibilidades, no solamente de ingreso de los jóvenes al nivel a la escuela secundaria, sino el progreso y la finalización de los estudios por parte de los jóvenes.
Hoy por hoy hay un número importante de jóvenes que llegan hasta el final y a veces quedan adeudando algunas materias. Ha aumentado la cantidad de jóvenes que permanecen y se gradúan, pero todavía sigue siendo un desafío también ofrecerles una escuela, una secundaria significativa en términos de los aprendizajes que adquieren en ella.
Bueno, en este contexto, entonces la posición de los equipos directivos, las decisiones que toman, el modo en cómo este encara su tarea de conducción de las escuelas reviste una importancia muy particular, sobre todo en relación con algunos tópicos específicos que voy a puntualizar ahora.
Un punto importante tiene que ver con el seguimiento, el apoyo pedagógico al trabajo de los profesores, los profesores de escuelas secundarias que atienden a estos jóvenes que son primera generación de jóvenes que asisten a la escuela secundaria y enfrentan un conjunto de desafíos en relación con las adecuaciones necesarias que tienen que hacer a sus propuestas de enseñanza, atendiendo a la especificidad de esta población estudiantil. Y para eso necesitan el apoyo de los equipos directivos. Necesitan poder tener un espacio donde poner a consideración sus propuestas, donde poner en diálogo y reflexionar sobre sus propuestas didácticas. Y en ese punto, los directivos que logran acompañar a sus equipos docentes logran que los docentes tengan una relación con la escuela, una relación con su tarea mucho más proclive a resolver las situaciones problemáticas que se les presentan. Otro punto importante es el abordaje de las problemáticas y los intereses de los jóvenes. Hemos visto cómo escuelas secundarias que han logrado implementar talleres, implementar actividades que dan cuenta de los intereses específicos de los jóvenes.
Eso repercute en la construcción de una identidad con la escuela y también un vínculo y una permanencia en la escuela en tanto les abre la posibilidad de contemplar sus intereses. Este es un aspecto muy sensible e importante que hemos apreciado en distintas escuelas, escuelas que arman bandas de música, escuelas donde los jóvenes se expresan artísticamente a través del grafiti, la producción digital, las obras artísticas en general. Son escuelas que logran una permanencia de los jóvenes y un tránsito por la escuela con mayor identidad y con mayor filiación a la propia escuela.
Otro aspecto importante y en el cual los directivos ocupan un lugar central es en los equipos que logran construir una cultura escolar democrática, participativa, inclusiva y colectiva. Estos son equipos directivos que abren las instancias de decisión y de participación sobre determinados tópicos considerados valiosos para la discusión colectiva.
Cuando esto se da se gestan las escuelas; también se va armando una cultura escolar democrática donde los conflictos se abordan de manera colectiva y esto sienta las bases también de generar condiciones para que los jóvenes puedan apreciar de qué trata el disenso, de que trata el consenso y cómo, poniendo esos temas a la consideración colectiva, se llegan a abordar soluciones que dan cuenta de esa conversación compartida. Este es un aspecto muy importante y que también produce identidad escolar, ¿no? Y produce la alegría de estar y trabajar en las escuelas. Otro punto, el último punto que consideramos y que es especialmente sensible en la escuela secundaria actual, son las prácticas sociales vinculadas con la evaluación. La evaluación tiene una tradición, hay unas formas de evaluar que están establecidas ahí. Cuando los equipos directivos abren una conversación pública en torno a las formas de evaluar y diversifican sus propias formas de evaluar, comparten los criterios y los hacen públicos se enriquecen también pedagógicamente la propia escuela, los propios trabajadores de la escuela, los docentes. Y también se hace público a los estudiantes: ¿por qué? ¿para qué y cómo se los evalúa? Porque la evaluación tiene consecuencias públicas, de la evaluación deviene la graduación, de la evaluación deviene la promoción.
Entonces, en términos de control, la evaluación tiene un peso mayor que la propia enseñanza en este sentido. Y, además, hay ciertas prácticas evaluativas que, por el modo en cómo han sido concebidas, dejan a veces afuera a los jóvenes o generan las instancias en donde los jóvenes terminan repitiendo el año y la repitencia, sabemos es una práctica que muchas veces antecede al abandono. Entonces, realmente una escuela que quiera ser inclusiva, una escuela que quiera efectivamente generar experiencias escolares significativas necesita revisar las prácticas de evaluación. Y hemos podido apreciar cómo esos equipos directivos que han reformulado las formas de evaluar, que han sometido la evaluación a una instancia de discusión pública, han logrado efectos muy significativos en su propia cultura escolar.