Muchas veces decíamos esto: estamos así, marchamos, volvemos para atrás, avanzamos, retrocedemos siempre en función de la lectura y de las contingencias. Y recordaba un episodio terrible que vivimos en la escuela, que fue cuando un chico llevó un arma y accidentalmente el arma se dispara y hiere, lastima a una chica.
Obvio que la atención fue en el momento, todo. Pero esta situación también se tornó en una situación a ser abordada entre todos desde un lugar de cuidado. Entonces, más allá de corrernos de esa situación, del escándalo, que tratamos rápidamente salir de ahí, a tomar una situación para reflexionar; entonces: que la convivencia y el cuidado era una responsabilidad de todos, de todos y y fue increíble cómo ellos fueron haciendo todo este proceso.
Entonces durante, nos pasaba durante varios años posteriores a esto, que venían y te decían los chicos: Susana o Sergio sabe que fulanito dice que tiene tal cosa en la mochila? Entonces me parece que toda la comunidad empezó a entender y nuestros pibes empezaron entender, a partir de eso y que fue trabajado en las aulas, que el salto que teníamos que dar en la convivencia era que todos teníamos que estar atentos a cuidarnos.
Por supuesto que los adultos tenemos un lugar distinto y una responsabilidad distinta, pero que ellos también. Y eso fue para mí increíble. Bueno, a ver, yo puse este ejemplo extremo, pero con las peleas cotidianas que hay en cualquier escuela a la salida de los turnos era también increíble porque ellos empezaron a entender que ser compañero era también cuidar a ese amigo que no terminara a las trompadas en la esquina, que eso se podía dirimir charlando en la preceptoría o en la dirección.
Y ellos sabían y tenía la certeza que tenían un lugar de total confianza, que lo venían a decir y nadie los iba a exponer como “fulanito me dijo”. Entonces se empezó a dar toda una dinámica muy interesante del cuidarnos entre todos, de entender que las normas las construimos, pero que después tenemos que asumir la responsabilidad todos de trabajar para ese clima adecuado, cuidado, alegre.
Esa es otra palabra que también siempre la trabajamos con los compañeros docentes y con los alumnos. La escuela no tiene que ser un espacio, no sé, serio, de aburrimiento. Estudiar por supuesto que es un esfuerzo, por supuesto que no siempre es divertido, por supuesto que implica desafíos, enojos, frustraciones. Pero también la escuela tiene que ser un lugar alegre, un lugar donde circule la risa, donde circule el juego.
Y bueno, y me parece que que estas cuestiones se lograron.